El controller debe ser un buen líder que pueda influir en los colaboradores, guiándolos no solo en el logro de los objetivos organizacionales, sino también en la potencialización de sus talentos.
Por Gino Vivanco. 07 agosto, 2023. Publicado en El Peruano, el 6 de agosto del 2023En los últimos años, el control de gestión se ha convertido en un elemento clave en las organizaciones. Muchas empresas han implementado áreas específicas de control de gestión y el controller tiene cada vez mayor protagonismo en el desarrollo de sus funciones.
Para entender, en primer lugar, qué es control de gestión, daremos un ejemplo sencillo. Si, en nuestra vida personal, queremos mejorar nuestra contextura física, ya sea motivados por la salud o por la estética, estamos fijándonos un objetivo. Sin embargo, hacer esto no basta, debemos también controlar el proceso para saber si llegamos a cumplir el objetivo propuesto. Podemos, entonces, recurrir a distintas fuentes de información que nos proporcionen datos referidos al peso, al porcentaje de grasa, al perímetro abdominal, etcétera, los cuales nos permiten monitorear el avance y determinar si, efectivamente, estamos progresando. En caso contrario, hay que tomar decisiones como el ajustar los hábitos alimenticios y la actividad física. Un objetivo que no se controla, difícilmente puede gestionarse para mejorar.
De igual forma, el control de gestión en las organizaciones agrupa una serie de sistemas que posibilitan hacer seguimiento al logro de los objetivos estratégicos definidos por la dirección de las organizaciones. Solemos asociar al control de gestión con la preparación de reportes sobre presupuestos, análisis de las desviaciones de los costos y gastos, indicadores financieros, el Balanced Scorecard, etc. Es decir, sistemas que, sobre todo, apuntan al control de los recursos y al logro de los resultados esperados.
No obstante, el control de gestión va más allá de eso. Para una labor eficiente del control de gestión, se requiere tener un conocimiento integral del funcionamiento de la organización; esto es, el modelo de negocio, la estrategia, la cadena de valor, las actividades claves de éxito, el entorno competitivo, de la gestión de los riesgos empresariales, etcétera.
El control de gestión se ha potenciado debido a los avances tecnológicos y a las herramientas de sistemas de información y analítica de datos, que facultan el análisis óptimo del pasado, la anticipación y la respuesta ágil a los entornos de alta incertidumbre en los que se desenvuelven las organizaciones. Esto facilita la toma de decisiones.
Hasta este punto, podemos decir que una de las tareas primordiales del control de gestión es brindar el soporte necesario a la dirección para la toma de decisiones, que incluye —de ser el caso— la ejecución de medidas correctivas.
Adicionalmente el control de gestión puede ayudar a establecer objetivos claros y medibles para los colaboradores de la organización. De esta manera, los colaboradores tienen un mejor sentido del propósito y dirección de su trabajo, logrando que sus esfuerzos sean consistentes con los objetivos, valores y creencias de la organización. En este sentido, los sistemas de control de gestión se complementan con los sistemas de evaluación de desempeño e incentivos.
Pero no debemos perder de vista que la realidad de las organizaciones va más allá de objetivos estratégicos, indicadores, desviaciones, tableros de control, analítica de datos, etc., porque están formadas por personas, quienes se desenvuelven en un ambiente donde aspectos como la motivación, la confianza, el compromiso, la identificación son también importantes y no necesariamente los podemos medir u obligar a que surjan o se incrementen.
Por tal motivo, el controller —como todo directivo—, además de competente en las herramientas propias de su labor profesional, debe ser un buen líder que pueda influir en los colaboradores, guiándolos no solo en el logro de los objetivos organizacionales, sino también en la potencialización de sus talentos, sacando la mejor versión de sí mismos y, en general, ayudándolos a crecer como mejores personas. Esto contribuirá a tener un equipo más motivado, comprometido con su trabajo y con la organización.
Cuando se entienda esto sin discurrir únicamente en el logro de los objetivos organizacionales, en los números, en los indicadores, en las desviaciones, etcétera, podremos decir que los objetivos del control de gestión se han superado. Por tanto, es importante que periódicamente se dé retroalimentación a los colaboradores, en coordinación con las distintas áreas, respecto al logro de los objetivos de la organización y, sobre todo, en los aspectos personales y profesionales que cada quien debe mejorar.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.